La minería romana presenta unas características particulares; las galerías son estrechas y con formas abovedadas, las paredes rematadas con un fino trabajo de pico y cada cierto trecho un hueco en el que depositar las lamparas de iluminación. Los suelos bien tallados y, cuando hay pendientes, cuentan con escalones para facilitar los recorridos. Resulta fácil identificarlas frente a los trabajos posteriores, menos cuidados. Hasta la fecha se han catalogado dos docenas de ejemplos, con los que es posible determinar aspectos relativos a la planificación y condiciones del laboreo.
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